martes, 9 de junio de 2009

La cultura popular, base de la refundamentación de la Educación Popular

Es fácil expresar que la educación debe tomar en cuenta los intereses y necesidades de los educandos, que la sabiduría popular debe entrar en contacto y síntesis con el saber autorizado, que los procesos educativos deben partir de los conocimientos y experiencias de las personas, que deben respetar la cultura popular, etc. Pero ¿cómo se hace todo eso...? ¿qué rol juega el conocimiento científico y técnico en la Educación Popular? ¿cómo podrían los sectores populares organizarse y avanzar en la conquista de mejores condiciones de vida y trabajo, si no dejan de lado la mitología, el fatalismo, las supersticiones, las falsas creencias, la apatía y el individualismo? ¿Acaso no es la ignorancia una de las principales causas de la pobreza y el terrible desamparo en que viven enormes grupos sociales de base? Hay una frase cliché que no por ser así es menos cierta: el saber es poder. Para otros el conocimiento es la llave de la libertad. Durante demasiado tiempo el dominio del conocimiento científico y tecnológico ha sido el privilegio de la élite de la sociedad, la que conscientemente o no, lo ha usado para su propio beneficio. Si el pueblo no se apropia de la enorme acumulación de conocimientos científicos y tecnológicos que constituyen el patrimonio de la humanidad, difícilmente podrá revertirse la situación de desigualdad y pobreza en que viven sumergidas enormes masas de población.
Lo anterior tiene relación directa con lo que planteaban García-Huidobro y Martinic a comienzos de los años ochenta, cuando señalaban: La educación popular junto con lograr los niveles de autoestima, de autoreconocimiento, que constituyen un primer paso necesario de la pasividad a la actividad, de la inmersión a la conciencia, del camino a través del cual se debe insistir en la disciplina y profundidad del tratamiento de los problemas. La meta es una síntesis cultural, a través de la cual el pueblo, a partir de sus valores y perspectivas, recree el conocimiento socialmente acumulado que es patrimonio de la humanidad. (Garcia Huidobro-Martinic, 1980) Esa meta ha quedado internalizada entre los educadores populares. Hoy, pasados ya quince años de esa propuesta, la mayor parte de los que continúan en el trabajo social de base siguen proclamando la validez y riqueza de la cultura popular, como punto de partida de todo cambio y como base de la búsqueda de valores solidarios conducentes a la organización y al fortalecimiento de la acción concreta de los grupos populares. Esa cultura, sin embargo, debe hoy asumir que el campo de la producción de conocimientos es un terreno de debate y de disputa.
El tipo de conocimientos y la forma de producirlos es hoy un nuevo desafío para la Educación Popular. Ello implica formación y darle nuevos sentidos a la capacitación de los educadores populares.
Extracto Educación Popular: Lo que va de ayer a hoy. Luis Bustos

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